Observación de cetáceos en Canarias la cuestión no es la actividad en sí, sino cómo se realiza

 La observación de los cetáceos constituye una importante actividad económica, recreativa y educativa para muchas personas. Para la gran mayoría de ella, esta experiencia es su primer contacto con los mamíferos marinos y su hábitat.
 La observación de los cetáceos en su medio no es una actividad negativa en sí misma, pudiendo desempeñar una importante ayuda en las labores de conservación y educación ambiental.
Sin embargo, los problemas comienzan a surgir cuando se produce un incremento desmesurado del número de embarcaciones que realizan estas actividades. La cuestión no es la actividad en sí, sino cómo se realiza.
Dentro de la zona de actividad de observación de cetáceos en el suroeste de Tenerife, es decir, la comprendida entre Punta de La Rasca y Punta de Teno, nos encontramos con dos áreas marcadamente diferenciadas: la zona norte o de Los Gigantes, entre Punta Teno y Callao Salvaje, en la que se pueden observar fundamentalmente delfines y, la zona sur, de Callao Salvaje a Punta de La Rasca, también llamada de Las Américas -Los Cristianos, atendiendo a los puertos de los que parten los barcos-, en la que los calderones son la especie clave, aunque en ambas zonas uno puede encontrar hasta 16 especies de cetáceos diferentes, de las 25 registradas en Canarias.
Conservación
Los cetáceos presentes en el archipiélago se recogen en diversos convenios y tratados internacionales (Convenio de Berna, Convenio de Bonn, CITES). De las 25 especies registradas en Canarias, 21 figuran como "insuficientemente conocidas", 2 como "vulnerables" y 2 "en peligro" en el Libro Rojo de la UICN.
Asimismo, todas aparecen en el anexo IV y una, el delfín mular, en el anexo II de la Directiva Hábitat. Esto indica que han de designarse zonas de especial protección para esta especie, lo que va a dar lugar a que Canarias tenga unas 5 áreas marinas con algún tipo de protección debido a esta especie, que presenta comunidades estables al menos en el suroeste de Tenerife.
Por otra parte, el Libro Rojo de los Vertebrados de España y el Libro de la Fauna Marina Amenazada de Canarias propone una serie de medidas de conservación, basadas fundamentalmente en el conocimiento de los stocks, estudios de los animales varados y reducción de los factores de amenaza de las poblaciones.
La Comisión Ballenera Internacional, desde 1993, viene expresando su interés por la observación de cetáceos. En 1994 creó un grupo de trabajo al respecto y, en 1995 la observación de cetáceos se incluye en la agenda del comité científico. Éste, propuso como objetivo general para la gestión de la observación de cetáceos, que su desarrollo fuera ecológicamente sostenible y que respondiera en lo posible a los requerimientos de la industria y a las expectativas de la comunidad. Desde una perspectiva científica se considera necesario el conocimiento de la biología de las especies observadas, la comprensión de las características de las operaciones y de las embarcaciones y una aproximación, aunque sea preliminar, a lo que puede ser la "capacidad sostenible" de actividad de esta industria.
Respecto a la actividad de observación de cetáceos en Canarias, está regulada, por el Decreto 1320/95 que, en la actualidad, está siendo modificado para cubrir con mayor precisión todos los aspectos implicados en él, no tanto el código de conducta, que viene a ser similar al anterior, como aspectos relativos a los monitores- guía, tasas, infracciones, etc.
Los principales factores que pueden repercutir en la conservación de los cetáceos son: la degradación del hábitat por el intenso tráfico marítimo, la contaminación marina y el deterioro de las costas; la interacción con pesquerías y el incremento de actividades de observación de cetáceos. Se debería establecer una serie de acciones encaminadas a la conservación de los cetáceos de Canarias, especialmente las poblaciones de Delfín mular (Tursiops truncatus) y Calderón tropical (Globicephala macrorhynchus), previsiblemente más afectadas por estos factores.
De todo lo citado anteriormente, se infiere la necesidad de aunar los esfuerzos a fin de alcanzar un alto grado de efectividad en la conservación de cetáceos. La coordinación de todos los programas, actuaciones y proyectos sobre estos animales conseguirían unos resultados mejores y, en todo caso, un mayor beneficio no sólo para los propios cetáceos sino para la sociedad en general.
Las ballenas y delfines siempre han sido animales "clave". Está claro que el público a través del poder de atracción de ballenas y delfines, puede adquirir algo de educación acerca de los mamíferos marinos y por extensión del mar y sus condicionantes ambientales.".. Cuando una ballena o delfín conocido por su nombre por los observadores vara, la causa de su muerte puede ser difícil de establecer, pero a través de lo concerniente a un solo individuo, el público aprende acerca de temas como la polución marina, vertidos de aceite o hidrocarburos, el despoblamiento de peces (la disminución de los recursos piscícolas), pesca con redes de deriva, y así sucesivamente. Si se empieza por cuidar a individuos de ballenas, se empezará a cuidar toda la especie. Entonces, se prestará atención a las otras especies que la ballena necesita para su subsistencia. Pronto, la protección de los océanos, los hábitats de las ballenas, cobrarán una nueva importancia. Éstos y otros beneficios educativos, científicos y culturales de la observación de ballenas están empezando a ser bien establecidos.."(Hoyt, 1994) Siendo así, debería resultar más fácil aprovechar esta coyuntura para que los canarios nos acercáramos más al conocimiento y el apego a ese medio, hasta ahora tan desconocido.
En la actualidad, aparte de los cursos de monitores - guías promovidos por la Viceconsejería de Medio Ambiente (uno en diciembre de 1997 coordinado por Gesplán S.A. y otro en junio de 1998, por la empresa Gabinete de Estudios Ambientales S.L.), y diversas conferencias aisladas (generalmente desarrolladas por la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario), la única actividad educativa estable en el entorno de los cetáceos es la desarrollada por el grupo Roaz, entidad educativa formada por docentes e interesados en cetáceos que, con su programa "Aula en el Mar" ayuda a los diversos grupos sociales y en particular a la Comunidad Educativa (colegios, institutos de secundaria, facultades, etc.) a tomar conciencia del respeto que se merece el medio marino y al conocimiento de las especies en particular los cetáceos.
Para ello realiza campañas anuales de sensibilización en centros escolares y/o sociales mediante charlas, audiovisuales, exposiciones, etc., sobre características y conservación de los cetáceos de Canarias. La actividad culmina con una visita educativa a los delfines y ballenas del sur de Tenerife desarrollando una actividad respetuosa y acorde con el Decreto 320/95. Paralelo a estas actividades, en Marzo de este año, Roaz impartió en colaboración con la Consejería de Educación y Ciencia del Gobierno de Canarias, el curso "Delfines y Ballenas como Recurso Didáctico" destinado a profesores de Primaria, Secundaria y estudiantes de segundo ciclo de Biología
Hay que mencionar la campaña de divulgación emprendida por la Viceconsejería de Medio Ambiente consistente en posters y follletos, en español e ingles, sobre la actividad, el código de conducta del Decreto, etc. Dicha campaña está focalizada en las localidades implicadas en esta industria turística, es decir, el sur de Tenerife y sur de La Gomera.
La investigación, imprescindible pero aplicada
El incremento en popularidad de la actividad de observación de cetáceos ha sido muy superior al avance en el conocimiento sobre los animales, lo que ha planteado una serie de desajustes, requiriéndose respuestas rápidas a cuestiones como ¿cual es el impacto que producen las embarcaciones en los animales? ¿cual es la capacidad de carga del medio? etc., cuestiones, muchas de ellas, cuyas soluciones demandan estudios a largo plazo. Pero la gestión del recurso es el día a día, por lo que gestión e investigación tienen que intentar aproximarse. La investigación ha de tender a supuestos más aplicables a los problemas que se han de solucionar, más prácticos, y los gestores, han de asumir que deben tomar decisiones "precautorias" en tanto no haya datos suficientes, decisiones que irán evolucionando a medida que el conocimiento y la investigación vayan aportando esos datos.
Lo que está claro es que se necesita una aproximación más global a la problemática que genera esta actividad. Gestores, investigadores y operadores necesitan trabajar en conjunto para encontrar soluciones que aseguren que la observación de cetáceos no aumenta el riesgo de supervivencia de poblaciones residentes o de su medio y, por lo tanto, no altera los parámetros poblacionales básicos ni las pautas habituales del uso del hábitat. Y, por otro lado, se ha de conseguir desarrollar y mantener actividades de observación de cetáceos viables y responsables. Claro está que, antes que nada, hay que saber cuáles son esos parámetros poblacionales básicos y el uso del hábitat de los cetáceos.
En Canarias, las investigaciones tanto sobre cetáceos como sobre la actividad en torno a ellos comenzaron con la tesis doctoral de Jim Heimlich-Boran sobre la estructura social de los calderones en Tenerife (1989-1992) a lo que siguió el "Estudio de impacto que provocan las embarcaciones en la población de calderones residentes en las aguas del SO de Tenerife "(Martín, V. y Montero, R. 1993 Informe inédito). Posteriormente, la Consejería de Turismo y Transportes, a través de la empresa Saturno, creó el "Instituto de Cetáceos de Canarias" que, durante su período de existencia (1995-1997), elaboró los documentos " La Observación de Cetáceos de Canarias como Actividad Turística en Canarias. 1996-1997. Descripción y diagnóstico" e "Impacto de las embarcaciones sobre la población de calderón tropical" (Montero, R. y Arechavaleta, M. 1997), ambos sin publicar. Aparte de esto, un equipo de investigación alemán, Proyect Context, desarrolló en el verano de 1996 un estudio sobre acústica de calderones y su relación con las embarcaciones.
En 1993 se crea la "Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario" (SECAC), asociación sin fines de lucro, única de estas características en Canarias, cuyos fines son la investigación, la conservación y la divulgación de los cetáceos en el ámbito del Archipiélago Canario, aunque gran parte de sus actividades han estado circunscritas a la costa S-SO de Tenerife, en especial, en lo que se refiere al estudio acústico de los calderones tropicales y el seguimiento de los delfines mulares.
Hay que destacar también, la intención de las dos universidades canarias de abordar este tema en el contexto de un proyecto financiado por el programa europeo LIFE y La Consejería de Política Territorial y Medio Ambiente, sobre el delfín mular y la tortuga boba.

1 comentario:

  1. ¿Buenos días, podría utilizar la foto de la ballena con su cría para ilustrar un artículo sobre ciencia política en el reino animal en una publicación sin ánimo de lucro? Muchas gracias

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