Suelta de la paloma rabiche. Una laurisilva de altos vuelos


Azuaje y Doramas, dos formidables ejemplares de paloma rabiche, vuelven a volar en los cielos de Gran Canaria.

Autor: JOSÉ CARLOS GUERRA
A las 11.34 minutos de la mañana de ayer despegaban de un campo de vuelo salpicado de ciruelos Doramas y Azuaje, dos palomas rabiche cuyos bisabuelos desaparecieron del espacio aéreo grancanario en el siglo XVIII, y que han sido reintroducidas en su laurisilva tras un complejo proceso de cría y adaptación.
Autor: JOSÉ CARLOS GUERRA
Más grandes que la paloma común, con un plumaje tornasolado, un pico curvo y un temperamento no apto para echarle gofio con el dedo, las rabiche desaparecieron del mapa insular a medida que el hacha y el fuego fueron acabando con la masa forestal isleña, para carbón, para armar barcos y para andamiar y vertebrar las viviendas de la población creciente que se estableció tras la Conquista.
Autor: JOSÉ CARLOS GUERRA
Sin barbuzanos, sin laureles, sin granadillos, sin pinares donde saltapericar, la Columba junoniae se quedó sin refugio ni alimento, ahuecando definitivamente. Mejor suerte corrieron en Tenerife y La Palma, donde conviven con otra prima hermana y también endémica de Canarias paloma turqué, o Columba bollii, a la que también se espera próximamente por aquí.
La suelta, pues, no es tanto el vuelo de Doramas y Azuaje, a los que les queda por vivir sus aventuras en las umbrías del barranco de La Virgen, casi en la cancela del asombroso barranco Oscuro, sino la recuperación, en un trabajo lento pero continuo, del entorno que pueda permitir a la pareja llevar allí una vida de tórtolos.

Autor: JOSÉ CARLOS GUERRA
Un romance en libertad que comenzó ayer prácticamente a reacción. A la suelta, en unos cachos plantados de frutales en el margen derecho del barranco de La Virgen, casi en el fielato de Firgas con Valleseco, acudieron los biólogos y veterinarios del Cabildo que han estado al tanto de su cría en la finca de Osorio, que partió de unos huevos importados de la provincia de Santa Cruz. Pero también acudieron representantes del grupo ecologista La Vinca, del Seo-Birdlife, de la Federación de Cazadores de Gran Canaria y 36 estudiantes del colegio Rey Juan Carlos I de Valleseco, que cogieron, estos últimos, el sacho por el mango para plantar una colección de matos compuestos por madroños, follaos y acebiños, en realidad una despensa en potencia para las rabiche, cuyos frutos forman parte de su dieta.
Autor: JOSÉ CARLOS GUERRA
El minuto cero del vuelo tuvo su aquello. El presidente del Cabildo, José Miguel Bravo, se personó en el terregal, acompañado de la consejera de Medio Ambiente, María del Mar Arévalo, y hasta el presidente de la Audiencia de Canarias, Rafael Medina Jáber, "conocido colombófilo", según explicó el propio Bravo de Laguna, no quiso perderse el lanzamiento a la atmósfera, y conjuntamente con el alcalde de Valleseco, Dámaso Arencibia y la presidenta de la Corporación firguense, Paola Hernández se posicionaron justo donde no era: a final de pista.

Aurelio Martín, de la Universidad de La Laguna, director técnico del proyecto, y el veterinario Alejandro Suárez, que de remontadas de rabiche conocen un rato, recolocaron a la comitiva justo en dirección contraria, para que los ejemplares no acabaran guindados del skyline de Las Madres.
Autor: JOSÉ CARLOS GUERRA
Ahora sí. Doramas y Azuaje oyeron desde el interior de sus transportines de cartón encendidos discursos sobre el "hecho histórico", como apuntó Arévalo no sin cierta razón. Al fin y al cabo no todos los días se estrena un ecosistema.

A las 11.32 salieron y posaron en un improvisado photocall en manos de sus cuidadores. Dos minutos después, con el impulso de las estudiantes Ana Delia González y Fátima Marrero, dos combativas del medio ambiente en Valleseco, salieron disparadas. Y sí, como barruntaban Martín y Suárez, las dos rabiches tomaron por el pasillo central entre ciruelos, tomaron altura y mientras una optó por enfilar recto, la otra dio un giro de 180 grados. Localizarlas era ahora el entretenimiento.

Para Agustina Santana Vega el ánimo era distinto. Ella es la que ha estado día a día monitorizando a los dos campeones desde que eran huevos. Los vio crecer. "Ahora tienen que encontrarse", dice. Y enfrentarse a gatos, ratas, tendidos eléctricos y cazadores no avisados. En Osorio quedan seis parejas más, dos pichones grandes, y dos huevos para ampliar la flota.
Fuente:http://www.laprovincia.es/gran-canaria/2012/03/03/laurisilva-altos-vuelos/443089.html

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