El guirre que se cree persona

Autor: L. DEL ROSARIO
El Cabildo y la Asociación para la Atención de la Fauna Exótica y Salvaje han logrado en cuatro años formar a 2.000 niños para rescatar a los animales silvestres.
Autor: L. DEL ROSARIO

Autor: L. DEL ROSARIO
 Hace 25 años llegó a Gran Canaria un pollo de guirre mal criado. Lo recogió en Fuerteventura un hombre que lo encontró huérfano y con la huella de una avería importante.
Así arribó al Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre de Tafira. Aquel guirre, en edad del pavo, criado al dedo y papillero, fue mutando la conciencia, confundiendo veterinarios y asistentes con pájaros de su calaña. Allí está en la sala de desahuciados e irrecuperables, compartiendo su vida de persona con otros dos guirres, que estos sí que se creen guirres, una aguililla de cierto porte y cinco cuervos a la umbría de un par de pinos y otro de palmeras.
Autor: L. DEL ROSARIO
Cuando entra Míriam Carrión, voluntaria de la Asociación Veterinaria para la Atención de la Fauna Exótica y Salvaje (Avafes), este guirre humanizado se entiende novio. Y se arrumaca, engatusador y cariñoso, con Míriam, que es Homo sapiens. Incluso se pone práctico, desatando los cordones de las botas de Pascual Calabuig, veterinario jefe, y en ocasiones da la impresión de que solo le falta portar reloj.

Pero esto es justo lo contrario a lo que se pretende en una buena recuperación de un bicho silvestre, que no termine encendiendo la tele tirado en el tresillo, pero fue una falla de su rescate y cautiverio que difícilmente volverá a ocurrir. El programa Yo conozco mi fauna, de Avafes con la colaboración del Cabildo, está en ello. Más de 2.000 chiquillos de primaria han pasado en estos últimos cuatro años delante del guirre que se cree persona, o de los ejemplares de pinzón azul que se crían en cautividad para su suelta, o cualquier otro que termine allí para su puesta a punto.

Son 4.000 ojos más pendientes de la fauna. En su recorrido por el centro, de unas tres horas, se les explica y enseña qué hacer en caso de que un pájaro entre en barrena y termine herido en el suelo y vuelva un día a guindarse de la atmósfera en las mismas condiciones físicas -y mentales-, que antes del aporrizaje.

El contacto humano debe ser mínimo para que no termine confundido. Y se le tapa con un paño, jersey o lo que se tenga a mano. Se mete en una caja y se llama al 112. Todo esto se lo sabía este viernes de carrerilla, tras la clase de rigor, la veintena de alumnos del colegio San Rafael, un aforo muy aplicado.
La consejera insular de Medio Ambiente, María del Mar Arévalo, se plantó entre el guirre y los estudiantes y les hizo un examen oral, con no poca enjundia y por sorpresa.

Preguntó Arévalo qué hacía un guirre en Gran Canaria antes de que el diclorodifeniltricloroetano -el DDT de uso agrícola de mitad del siglo XX- lo exterminara de la Isla. Un niño tenía la "respuesta en la punta de la lengua", y otro dio con el asunto: comerse la carroña.
Chapa y carnet
Detrás seguía el pájaro majorero mirando con fundamento como esperando el telediario. Varias cuestiones más fueron contestadas adecuadamente. Pero las jovencísimas Sara, Karen y María Miranda observaban con un pu nto de recelo al carroñero. Definitivamente, "mejor el pinzón azul, tan bonito", a la hora de elegir bicho favorito. La querencia era en sí un éxito. Ya sabían la diferencia entre un pinzón y un halcón tagorote, o entre un cuervo y la aguililla.

Por todo ello y algo más recibían al final del aula un carnet y una chapa que los identifican como flamantes Vigilantes verdes, un cuerpo militante y activo al que, según Míriam Carrión, se les puede achacar el protagonismo de varios rescates de fauna salvaje que han culminado en un sonoro éxito. Y sobre todo, sin convertir al rescatado en una nueva persona.
Fuente:http://www.laprovincia.es/gran-canaria/2012/03/18/guirre-cree-persona/446443.html

2 comentarios:

  1. Conozco al autor de la primera foto y creo que no se llama L. Del Rosario.

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