Las cuevas son un hábitat a considerar en todas las clasificaciones por su enorme fragilidad.
Me he percatado de que se nos había olvidado una especie invertebrada incluida en el catálogo de especies protegidas de La Palma. Por eso, a continuación intento subsanar ese error y les presento a la chinche cavernícola palmera Collartida tanausu Ribes, Oromí y Ribes, 1998. Se trata de un insecto troglomorfo y anoftalmo, de tonalidad amarillo testácea oscura. Con una longitud corporal comprendida entre 4,7 y 5,3 mm.
Es un endemismo palmero del que se han colectado muy pocos ejemplares, siempre en tubos volcánicos situados en una cota inferior a los 1000 m de altitud, tanto en la vertiente noreste como sur y suroeste. En los municipios de Breña Alta, San Andrés y Sauces, Puntallana, El Paso y Fuencaliente.
Se pueden observar dentro de las cavidades palmeras tanto en sustratos terroso-arenosos como sobre roca compacta. Se trata de un depredador oportunista de pequeños invertebrados; por eso la estrategia de vida adoptada por este especialista, altamente eficiente, le permite sobrevivir con un moderado flujo de energía manteniendo su biomasa y desarrollando su ciclo en un medio severo y de escasos recursos como son los tubos volcánicos. De movimientos muy lentos y pausados. Rara vez aparece en trampas de caída, la mayoría de las capturas y observaciones han sido a vista. Probablemente se encuentre activa durante todo el año, aunque los datos nos indican que no hay presencia en los meses de diciembre-enero y agosto-septiembre, con dos picos máximos de aparición en abril y octubre.
A tenor de los resultados de campo parece ser una especie muy poco abundante, con poblaciones constituidas por un bajo número de individuos -se conocen poco más de una veintena de ejemplares desde que se descubrió por primera vez- factores que pueden conducir a un empobrecimiento de la diversidad genética, y como consecuencia a la desaparición de la especie. Aunque está ampliamente distribuida por nuestro subsuelo su ubicación se corresponde con las zonas más antropizados de la Isla (zonas bajas y de medianías) lo que creemos que la hace muy vulnerable. Además, en los últimos años las cavidades palmeras localizadas por debajo de los 600 m s.n.m. han sufrido un evidente grado de deterioro y antropización tanto en su interior como en el entorno superficial más próximo, debido al crecimiento urbanístico y agrícola; esto trae consigo filtraciones de aguas residuales y productos químicos agrícolas que están generando una contaminación del medio hipogeo que afecta directamente a esta y otras muchas especies. La alteración de las condiciones ambientales en el interior de los tubos volcánicos favorece la aparición de especies competidoras (trogloxenas y antrópicas), más agresivas y activas que Collartida tanausu.
Los principales factores de amenaza para esta especie son la baja densidad de sus poblaciones, su limitada capacidad de dispersión y la presión que pueda estar sufriendo por colectas no autorizadas con fines coleccionistas y las continuas visitas incontroladas a las cuevas donde vive esta especie.
Todo esto llevó a que la especie fuera considerada en el catálogo de Especies Protegidas de Canarias como Sensible a la alteración de su hábitat (BOC 2001/097). Posteriormente es reconocida como Vulnerable en el Libro rojo de los invertebrados de España (2006) y en el nuevo catálogo de especies protegidas de Canarias (Ley 4/2010) está incluida -como ya he comentado otras veces- en esa especie de limbo o purgatorio que casi nadie entiende como es la categoría de "Protección Especial". A pesar de su valor científico, ecológico y singularidad nunca ha sido objeto de estudios de seguimiento de poblaciones de especies amenazadas (SEGA) ni de conservación de su hábitat (que es lo que procede) por parte de la Consejería "incompetente".
Lo que se debería de hacer es dotar con las figuras de protección regionales (Sitio de Interés Científico), nacionales y europeas (Lugar de Interés Comunitario) a las cuevas palmeras que no lo posean y sean un baluarte. Preservando tanto el interior de la cavidad como su superficie, o bien elevar la categoría de protección de los hábitats que ocupa esta especie en los casos que se pueda, así como en aquellos donde se encuentren nuevas poblaciones. Creemos que debido a la fauna cada vez más abundante e interesante que se está encontrando, al menos en las islas Canarias, las cuevas son un hábitat a considerar en todas las clasificaciones por su enorme fragilidad.Fuente:http://elapuron.com/blogs/about.php?blogID=20
Me he percatado de que se nos había olvidado una especie invertebrada incluida en el catálogo de especies protegidas de La Palma. Por eso, a continuación intento subsanar ese error y les presento a la chinche cavernícola palmera Collartida tanausu Ribes, Oromí y Ribes, 1998. Se trata de un insecto troglomorfo y anoftalmo, de tonalidad amarillo testácea oscura. Con una longitud corporal comprendida entre 4,7 y 5,3 mm.
Es un endemismo palmero del que se han colectado muy pocos ejemplares, siempre en tubos volcánicos situados en una cota inferior a los 1000 m de altitud, tanto en la vertiente noreste como sur y suroeste. En los municipios de Breña Alta, San Andrés y Sauces, Puntallana, El Paso y Fuencaliente.
Se pueden observar dentro de las cavidades palmeras tanto en sustratos terroso-arenosos como sobre roca compacta. Se trata de un depredador oportunista de pequeños invertebrados; por eso la estrategia de vida adoptada por este especialista, altamente eficiente, le permite sobrevivir con un moderado flujo de energía manteniendo su biomasa y desarrollando su ciclo en un medio severo y de escasos recursos como son los tubos volcánicos. De movimientos muy lentos y pausados. Rara vez aparece en trampas de caída, la mayoría de las capturas y observaciones han sido a vista. Probablemente se encuentre activa durante todo el año, aunque los datos nos indican que no hay presencia en los meses de diciembre-enero y agosto-septiembre, con dos picos máximos de aparición en abril y octubre.
A tenor de los resultados de campo parece ser una especie muy poco abundante, con poblaciones constituidas por un bajo número de individuos -se conocen poco más de una veintena de ejemplares desde que se descubrió por primera vez- factores que pueden conducir a un empobrecimiento de la diversidad genética, y como consecuencia a la desaparición de la especie. Aunque está ampliamente distribuida por nuestro subsuelo su ubicación se corresponde con las zonas más antropizados de la Isla (zonas bajas y de medianías) lo que creemos que la hace muy vulnerable. Además, en los últimos años las cavidades palmeras localizadas por debajo de los 600 m s.n.m. han sufrido un evidente grado de deterioro y antropización tanto en su interior como en el entorno superficial más próximo, debido al crecimiento urbanístico y agrícola; esto trae consigo filtraciones de aguas residuales y productos químicos agrícolas que están generando una contaminación del medio hipogeo que afecta directamente a esta y otras muchas especies. La alteración de las condiciones ambientales en el interior de los tubos volcánicos favorece la aparición de especies competidoras (trogloxenas y antrópicas), más agresivas y activas que Collartida tanausu.
Los principales factores de amenaza para esta especie son la baja densidad de sus poblaciones, su limitada capacidad de dispersión y la presión que pueda estar sufriendo por colectas no autorizadas con fines coleccionistas y las continuas visitas incontroladas a las cuevas donde vive esta especie.
Todo esto llevó a que la especie fuera considerada en el catálogo de Especies Protegidas de Canarias como Sensible a la alteración de su hábitat (BOC 2001/097). Posteriormente es reconocida como Vulnerable en el Libro rojo de los invertebrados de España (2006) y en el nuevo catálogo de especies protegidas de Canarias (Ley 4/2010) está incluida -como ya he comentado otras veces- en esa especie de limbo o purgatorio que casi nadie entiende como es la categoría de "Protección Especial". A pesar de su valor científico, ecológico y singularidad nunca ha sido objeto de estudios de seguimiento de poblaciones de especies amenazadas (SEGA) ni de conservación de su hábitat (que es lo que procede) por parte de la Consejería "incompetente".
Lo que se debería de hacer es dotar con las figuras de protección regionales (Sitio de Interés Científico), nacionales y europeas (Lugar de Interés Comunitario) a las cuevas palmeras que no lo posean y sean un baluarte. Preservando tanto el interior de la cavidad como su superficie, o bien elevar la categoría de protección de los hábitats que ocupa esta especie en los casos que se pueda, así como en aquellos donde se encuentren nuevas poblaciones. Creemos que debido a la fauna cada vez más abundante e interesante que se está encontrando, al menos en las islas Canarias, las cuevas son un hábitat a considerar en todas las clasificaciones por su enorme fragilidad.Fuente:http://elapuron.com/blogs/about.php?blogID=20
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