El oro negro tiene también su lado oscuro y REPSOL acumula un negro expediente plagado de violaciones de las normas medioambientales, de los procedimientos de información y, lo que es más grave, de los derechos humanos.
Los derrames petroleros son la regla y no la excepción
REPSOL,
y la industria petrolera en general,se benefician de la vertiginosa
rapidez con que se suceden los titulares de prensa, la competencia entre
las noticias para situarse en primera página y la dificultad para
permanecer en la misma. Por ello existe una falsa percepción de
seguridad, mientras la realidad es otra.
Si se le preguntara a cualquier persona
por los vertidos ocasionados por REPSOL en los últimos años
probablemente no recordaría ninguno. Tal vez si viviera en la Costa
Brava recordara alguno de ellos. Sin embargo REPSOL ha provocado casi
7.000 vertidos tan solo entre los años 2006 y 2010.
Es un dato tan cierto que basta visitar la web oficial de REPSOL para encontrar el gráfico
que se acompaña y en el que figuran 6.985 derrames reconocidos por la
empresa, desde el 2006 hasta el 2010, con un total de 7.499 toneladas de
productos contaminantes vertidas al medioambiente. Una simple división
nos enfrenta a un dato estremecedor: sin que se haya producido ningún
accidente importante, cada día REPSOL ocasiona una media de 4,78 vertidos y derrama 5,13 toneladas de productos contaminantes. (Al final del documento se encuentran las tablas de datos de los gráficos)
Detrás
de estos números se esconden no solo desastres medioambientales, sino
verdaderas tragedias humanas en los sitios donde trabaja esta empresa,
algo que veremos a lo largo del presente documento.
Reconoce
Repsol en su informe sobre gestión de derrames, que: “El mayor número
de derrames que se producen en la industria del petróleo y el gas se
concentra en las actividades de exploración y producción“ y que: “en el
2010, el número de derrames ha aumentado en un 22%”, además de que:.
“Sin tener en cuenta los derrames motivados por actos externos a la
compañía, la cantidad derramada y el número de derrames aumentaron un
18% y un 26% respectivamente.”
En
otras palabras, Repsol, en vez de mejorar su gestión de vertidos,
admite que estos aumentan vertiginosamente en número, de un año para
otro. Y no se trata de una compañía tercermundista, sino de una empresa
española, supuestamente preocupada por su imagen pública y su
responsabilidad social corporativa. Por añadidura, muchos de esos
vertidos se han producido en nuestro país, teóricamente más comprometido
con las normas medioambientales.
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