Un equipo internacional de científicos ha descubierto cómo las tortugas boba (Caretta caretta) más jóvenes encuentran su camino desde que nacen en la costa de Florida (EE UU) hasta el Atlántico norte. Según el estudio, que se publica esta semana en Current Biology, las tortugas se orientan por las referencias magnéticas que varían en la superficie de la Tierra.Las crías de tortugas boba (Caretta caretta) emprenden una migración transoceánica, desde la costa de Florida hacia el este hasta el Atlántico norte. Después, de forma gradual, emigran durante varios años antes de volver a las costas de América del Norte.
“Uno de los grandes misterios de la conducta animal es el modo en el que los animales migratorios pueden navegar en mar abierto, donde no hay puntos de referencia visual”, declara Kenneth Lohmann, coautor del estudio e investigador en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (EE UU).
Para Nathan Putman, autor principal e investigador en la misma universidad, “la parte más difícil de la navegación en mar abierto es determinar la posición de longitud, o de este-oeste”. Los humanos tardaron siglos en encontrar la manera de determinar la longitud en sus viajes de larga distancia. “Este estudio muestra, por primera vez, cómo lo hace un animal”.
Según la investigación, que se publica en esta semana en Current Biology, las tortugas recogen las firmas magnéticas que varían en la superficie de la Tierra para determinar su posición en el espacio —tanto de este a oeste como de norte a sur— y dirigirse hacia la dirección correcta.
Aunque se sabe que varias especies, incluidas las tortugas marinas, se basan en señales magnéticas como sustitutos de la latitud, los resultados son “sorprendentes” porque se consideraba que esas señales eran poco prometedoras para la determinación de la posición este-oeste.
El campo magnético, la clave
Las tortugas boba no dependen de una sola característica del campo magnético, sino de dos: el ángulo en el que las líneas del campo magnético intersecan la Tierra (inclinación) y la fuerza de este campo. Cerca del ecuador, las líneas del campo son casi paralelas a la superficie de la Tierra. Cuando se viaja al norte desde el ecuador, las líneas del campo crecen de forma progresiva y más pronunciada hasta los polos.
La intensidad del campo magnético también varía, y puede ser más fuerte cerca de los polos y más débil cerca del ecuador. Ambos parámetros parecen variar de una forma más fiable de norte a sur que de este a oeste, lo que ha llevado a muchos investigadores a concluir que el campo magnético sólo es útil para obtener información latitudinal.
“Un animal puede detectar sólo la inclinación o sólo la intensidad pero tendrá dificultades para determinar la longitud. Las tortugas boba detectan los parámetros magnéticos, lo que significa que pueden obtener más información de campo de la Tierra de lo que, en principio, parece”, afirma Putman.
“Este trabajo no solo resuelve un misterio sobre la conducta animal, sino que también puede ser útil en la conservación de las tortugas marinas. La comprensión de las señales sensoriales en las que las tortugas se basan para guiarse en sus migraciones es una parte importante de la salvaguardia de su medioambiente”, asegura Lohmann.
“Uno de los grandes misterios de la conducta animal es el modo en el que los animales migratorios pueden navegar en mar abierto, donde no hay puntos de referencia visual”, declara Kenneth Lohmann, coautor del estudio e investigador en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (EE UU).
Para Nathan Putman, autor principal e investigador en la misma universidad, “la parte más difícil de la navegación en mar abierto es determinar la posición de longitud, o de este-oeste”. Los humanos tardaron siglos en encontrar la manera de determinar la longitud en sus viajes de larga distancia. “Este estudio muestra, por primera vez, cómo lo hace un animal”.
Según la investigación, que se publica en esta semana en Current Biology, las tortugas recogen las firmas magnéticas que varían en la superficie de la Tierra para determinar su posición en el espacio —tanto de este a oeste como de norte a sur— y dirigirse hacia la dirección correcta.
Aunque se sabe que varias especies, incluidas las tortugas marinas, se basan en señales magnéticas como sustitutos de la latitud, los resultados son “sorprendentes” porque se consideraba que esas señales eran poco prometedoras para la determinación de la posición este-oeste.
El campo magnético, la clave
Las tortugas boba no dependen de una sola característica del campo magnético, sino de dos: el ángulo en el que las líneas del campo magnético intersecan la Tierra (inclinación) y la fuerza de este campo. Cerca del ecuador, las líneas del campo son casi paralelas a la superficie de la Tierra. Cuando se viaja al norte desde el ecuador, las líneas del campo crecen de forma progresiva y más pronunciada hasta los polos.
La intensidad del campo magnético también varía, y puede ser más fuerte cerca de los polos y más débil cerca del ecuador. Ambos parámetros parecen variar de una forma más fiable de norte a sur que de este a oeste, lo que ha llevado a muchos investigadores a concluir que el campo magnético sólo es útil para obtener información latitudinal.
“Un animal puede detectar sólo la inclinación o sólo la intensidad pero tendrá dificultades para determinar la longitud. Las tortugas boba detectan los parámetros magnéticos, lo que significa que pueden obtener más información de campo de la Tierra de lo que, en principio, parece”, afirma Putman.
“Este trabajo no solo resuelve un misterio sobre la conducta animal, sino que también puede ser útil en la conservación de las tortugas marinas. La comprensión de las señales sensoriales en las que las tortugas se basan para guiarse en sus migraciones es una parte importante de la salvaguardia de su medioambiente”, asegura Lohmann.
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